2. La ciudad de Ur (1928-1930)




El encanto del pasado llegó para atraparme. Ver una daga apareciendo lentamente, con sus destellos dorados, a través de la arena, era romántico.


Me enamoré de Ur, con su belleza nocturna, el zigurat de pie, levemente sombreado, y ese ancho mar de arena con sus bellísimos colores pálidos de albaricoque, rosa, azul y malva, cambiando a cada minuto.

--Agatha Christie, An Autobiography











Imagen: Max Mallowan, Agatha Christie, y Leonard Woolley en Ur, 1931. Las ruinas de la ciudad bíblica de Ur fueron descubiertas en los años 1840 por el geólogo inglés William Kenneth Loftus, pero los trabajos de excavación no se retomaron en serio sino hasta el final de la Primera Guerra Mundial.








Agatha Christie había leído los emocionantes informes sobre la antigua ciudad de Ur que comenzaron a aparecer en “The Illustrated London News” en 1925. El sitio estaba siendo excavado por el arqueólogo inglés Leonard Woolley, y desde 1925 algunos de sus hallazgos incluso rivalizaban con los que emergieron de la tumba de Tutankamón en Egipto. A su llegada a Ur, Agatha fue recibida por Katharine Woolley. Katharine había estado leyendo “El asesinato de Roger Ackroyd”, uno de los misterios de asesinatos de Agatha, y les hizo leerlo a todos los jóvenes que se encontraban en el sitio de excavación. El mismo Leonard Woolley la llevó a Agatha a recorrer el extenso yacimiento, y le hizo sentir las ruinas de tal manera que pudiera imaginarse la vida de los antiguos habitantes.






Las excavaciones, la vida de camaradería en la casa, el paisaje exótico y los fabulosos objetos, todos cautivaron la imaginación de Agatha. Inmediatamente aceptó una invitación de los Woolley para regresar a finales de la siguiente temporada.


Excavaciones en Ur


La importancia de nuestro material arqueológico está en que arroja luz sobre la historia de hombres muy parecidos a nosotros, una civilización que está ligada con la de nuestros días.
--Leonard Woolley, Digging Up the Past, (1972)


El nombre de Ur (Tell al-Muqayyar, hoy en día) ya es conocido en el Antiguo Testamento como el lugar del nacimiento de Abraham (Génesis 11:29-32). La ciudad había sido identificada en 1850 por Sir Henry Rawlinson a partir de inscripciones en ladrillos traídos desde el mismo sitio. En 1849 el geólogo inglés William Kennet Loftus vio las ruinas conocidas como Tell el-Muqayyar (“montaña de los peldaños”) y escribió un entusiasta relato sobre las posibilidades que se presentarían. A partir de 1854 se realizaron varias expediciones pequeñas, pero no fue sino hasta octubre de 1922 que Charles Leonard Woolley fue designado jefe de una importante expedición a Ur. Estaba patrocinado conjuntamente por el British Museum y el Museo de la Universidad de Pennsylvania.


Las excavaciones de Woolley produjero resultados espectaculares. Primero se concentró en desenterrar una enorme torre-templo o zigurat, construida con ladrillos cocidos. El zigurat alguna vez había alcanzado los doce metros de altura, y se accedía a la cumbre mediante tres tramos de escaleras. Y más sensacional todavía fue el descubrimiento (1925) del Cementerio Real, que data de aproximadamente el 2500 a.C., en donde se encontraron algunos de los artefactos sumerios más bellos que sobreviven de la antigua Mesopotamia. Entre estos, se cuenta la Estela Real de Ur y el Carnero en el Matorral.


Gertrude Bell


Ninguna tigresa podría haber salvaguardado mejor los derechos de Irak.
--Max Mallowan, Mallowan's Memoirs, (1977)


Gertrude Bell había sido una asidua visitante de Ur, y conocía a Woolley desde 1911. Bell nació en 1868. Estudió historia en Oxford, y durante la Primera Guerra Mundial trabajó en la Mesopotamia detrás de las líneas enemigas recogiendo información para los británicos. Fue una pionera en los viajes por el desierto, escritora, arqueóloga, y brillante cartógrafa que dibujó los únicos mapas de esta área disponible en aquella época.


En 1922, el rey Faisal de Irak designó a Gertrude Bell directora honoraria de antigüedades en Bagdad. Ella creó el Museo de Irak en Bagdad, estableciendo un nuevo sistema mediante el cual Irak recibió una mayor y mejor cantidad de antigüedades. Al final de cada temporada, el director del Museo podía decidir cuáles de las antigüedades podían llevarse los excavadores occidentales a sus propios museos. Bell llegó a Ur a fines de la temporada de 1925-1926, y Max Mallowan, que entonces era un asistente de campo general de Leonard Woolley, la describía como una “tigresa” en la repartición de los objetos.


Bell murió en 1926 después de ingerir una sobredosis de píldoras para dormir, pero no quedó claro si fue por decisión propia o por accidente. Su testamento incluye una donación de dinero para ayudar a la fundación de la Escuela Británica de Arqueología en Irak, que más tarde iba a patrocinar a Max en muchas excavaciones.



Muerte en Mesopotamia


Usted hubiera sido un buen arqueólogo, Señor Poirot. Usted tiene el don de recrear el pasado.
--Agatha Christie, Murder in Mesopotamia, (1936)


Imagen de la derecha: Portada hecha por Robin Macartney para la primera edición de "Murder in Mesopotamia", Crime Club, Collins, 1934.










La acción en “Asesinato en Mesopotamia” tiene lugar en una tienda de excavaciones arqueológicas. Aunque la novela no fue escrita sino hasta 1936, varios de los personajes están claramente basados en participantes en las excavaciones de ur. El paralelismo más obvio se puede encontrar entre el personaje de Louise Leidner, la fascinante y enérgica esposa del líder de la expedición, y Katharine Woolley.






Agatha Christie llena la novela con detalles del trabajo de excavación: el lavado del barro de la superficie de los objetos, o el trabajo de horas limpiando cuidadosamente el suelo de un hallazgo. Incluso agrega descripciones de objetos en tumbas que ella misma vio en Ur.





El suspenso de la novela yace no solamente en el asesinato, sino también en las dificultades que surgen cuando un heterogéneo grupo de personas comienzan a vivir en conjunto en un lugar aislado, en condiciones extremas. El escenario es una típica casa de excavaciones, con un gran patio interior y un techo plano. Proporciona una variante de un artilugio conocido: un grupo restringido, uno de cuyos integrantes tiene que haber cometido el asesinato.


Encuentro con Max






Era un hombre delgado, moreno, y muy callado.
--Agatha Christie, An Autobiography



Imagen: Max Mallowan, en la época de su matrimonio con Agatha Christie, septiembre de 1930.






En marzo de 1930, Agatha vuelve a Ur en medio de una tormenta de arena de cinco días. Todos estaban ocupados en las tareas de final de temporada, y para entretener a la invitada Katharine ordenó que uno de los asistentes de campo de su esposo llevara a Agatha a recorrer los alrededores de la excavación. Agatha intentó protestar (estaba segura de que un joven muchacho no querría llevar a una extraña señora mayor para visitar lugares al final de una larga temporada).


Max Mallowan (el asistente) y Agatha se pusieron en camino, y pronto entablaron una confortable relación. En el camino a casa, en Estambul, Agatha descubrió que su hija estaba gravemente enferma, y Max insistió en acompañarla a Inglaterra. Su amistad se hizo cada vez más profunda, a pesar de la diferencia de edades (casi quince años).


Se casaron en Escocia en septiembre de 1930, y pasaron su luna de miel viajando lentamente a través de Europa. En Atenas se separaron, Agatha volvió a Inglaterra y Max a Ur. Woolley le había dejado en claro que como su esposa no sería bienvenida en Ur. Max resolvió resignarse y aceptar la invitación que había recibido de Reginald Campbell Thompson para unirse a las excavaciones en Nínive.


Traducido de: Agatha Christie and Archaeology. The British Museum.
véase el art. original en: http://www.fathom.com/course/21701725/session2.html

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